viernes, 28 de octubre de 2011

Consecutiva pantomima

Hacer el "bien", pese a la popular creencia de que si, no conlleva ningún tipo de grato beneficio y no obliga al cosmos a devolverte ese "bien". Del mismo modo que hacer el "mal" tampoco conlleva implícito recibir un castigo de algo o alguien extrasensorial, titiritero del universo.

Hay gente que vive de lo que roba y vive mejor de lo que muchos desearían. Gente que roba bancos, atraca gasolineras, arrebata la vida a inocentes personas y un largo etcétera de gente que toda su vida ha hecho el mal y ahora vive como un rey. Por otro lado, puedes pararte para ayudar a un anciano a cruzar la calle y ¡PLAF! Un camión te pasa por encima.

Ni el bien ni el mal es consecutivo, el karma es una broma que se derrumba con este planteamiento y los dioses caen de su perfecto cielo sin paracaídas. Pero aún sabiéndolo, el mundo seguirá girando motivado por la eterna contrariedad bien/mal y su consecutiva recompensa bien/mal. Esa consecutiva pantomima.


martes, 11 de octubre de 2011

Elecciones II

Desde que tenemos uso de razón, hasta el mismo momento de nuestra muerte, nos pasamos la vida tomando decisiones: calamares o chipirones, adidas o nike, universidad o módulo superior, antena 3 o tele5, etc. Ante tantas elecciones presentes en nuestra vida, siempre nos decantamos por la que mejor nos parece y creemos que más bien nos va a hacer.

Una elección es muy similar a un camino. Una bifurcación en la que debes escoger uno de dos y, cuando lleves a cabo tu decisión, jamás sabrás lo que te habría deparado el otro trayecto. Por ello tener que elegir es todo un problema respecto a la conciencia humana. Aunque peor es no tener elección y verte obligado a tomar un camino que no deseas.

Las grandes decisiones, una vez tomadas, suponen un gran alivio. Piensas que ya está, que la elección está tomada y solo queda esperar. Por eso cuando has elegido crees que ya ha pasado todo el trabajo duro, pero no recuerdas que tras cada elección llega una nueva.

Ciertamente, el mundo sería mejor sin tener que elegir todo el rato, sin esa presión de tomar siempre la decisión correcta. También puedes elegir no elegir. Pero si eliges no elegir, te arriesgas a perderlo todo, recuérdalo.