domingo, 25 de diciembre de 2011
Navidad olvidada
jueves, 8 de diciembre de 2011
Tú y tu manta
jueves, 24 de noviembre de 2011
Puertas y ventanas
jueves, 17 de noviembre de 2011
Sentimientos bajo una alfombra
jueves, 10 de noviembre de 2011
Polos opuestos
martes, 8 de noviembre de 2011
Corazón de hielo
viernes, 28 de octubre de 2011
Consecutiva pantomima
martes, 11 de octubre de 2011
Elecciones II
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Seguiré rompiendo lanzas a tu favor
martes, 30 de agosto de 2011
Elecciones
sábado, 20 de agosto de 2011
Poema
lunes, 15 de agosto de 2011
¿Sueñas?
miércoles, 20 de julio de 2011
Fiestas Patronales de Rebolledo
jueves, 7 de julio de 2011
Diamante y corazón
Por tópico lo encontramos en la mano de cualquier damisela de arriesgados tocados y una perfecta manicura francesa. Balanceándose al ritmo de unas hipnotizantes caderas o decorando la sonrisa de una extravagante dama. Símbolo de la riqueza de Holliwood, sobre unos tacones de Channel, posando en una alfombra roja. La belleza de una reina egipcia de morena y perfecta tez. El mismísimo poder de un César del que depende la triste vida de cuatro gladiadores.
Refleja decenas de situaciones bamboleantes de destellos ante los que se avergonzarían los ojos de la mismísima Sharbat Gula. Decoran y embellecen lo indecorable, sustituyendo defectos por virtudes. Protagonizan escenas románticas en un indigno plató de televisión o en el mas íntimo rincón de una sábana. Son el capricho de la realeza y sueño de tristes hidalgos. Es capaz de castigar de por vida al hombre bueno y enriquecer al mas gañán. Eso es un diamante.
En el otro orden de cosas y por contrapartida, lo encontramos en la mano del que sólo tiene su palabra frente a la hipocresía que le rodea. En cada buena acción, en cada favor, en cada gesto. En el centro de todo lo llamado "inútil" por el miedo que tantos tienen de reconocerlo y en el epicentro de toda reacción humanamente explosiva. Musa a la que desde los mas antiguos y recordados rapsodas, hasta los mas banales "artistas" de la actualidad dedican sus versos.
Sangrante músculo, mas potente que unas olimpiadas de halterofilia, pero delicado cual vidrio. Dueño de emociones y sentimientos. El que escribe las normas, desde el odio mas arrugado hasta un sollozo romántico frente a la ventana. Su tamaño depende de lo ruin que fuese su portador, pero su grandeza depende de los años que, tras muerto este, siga siendo recordado. A grandes rasgos, eso es un corazón.
Ahora bien, tú eres un diamante y yo soy un corazón.
martes, 5 de julio de 2011
2010/2011
Muy a pesar de lo que os quiero transmitir, lo que siento no es felicidad. Quiero, tristemente, aparentar ser feliz. Disfrutar el momento, perdiendo el juicio alegando que "es lo que toca". Recordar lo que olvidé y olvidar lo que recuerdo para mirarme al espejo y no pensar que esto se derrumba.
martes, 7 de junio de 2011
Viaje de ida
domingo, 29 de mayo de 2011
Peldaño único
Siempre me he considerado una persona diferente. Llámalo ego o dime egocéntrico, tu verás. Soy diferente a todos vosotros: no comparto tus pensamientos, ni forma de ser, ni si quiera tus (a mi parecer) patéticas gracias. Me considero un escalón por encima de mucha gente, y a su vez, un escalón por debajo de otros tantos.
Yo me hallo en mi propio peldaño, mirando a mi alrededor y negociando como hacerte feliz sin que se note todo aquello que me importa una mierda.
miércoles, 11 de mayo de 2011
Bis de nada
domingo, 8 de mayo de 2011
Paréntesis
sábado, 7 de mayo de 2011
Alcoholvido
Emborracharse para olvidar siempre ha sido considerada como una buena alternativa. El no plantarte por qué lo haces y terminar vomitando amarga bilis supone un precioso tópico asumido desde el principio. Igual que dar gracias a Dios (o a cualquier cosa en ese momento) por encontrar en tus bolsillos un pañuelo para limpiarte la cara y quizás las zapatillas de salpicones. Cualquier escalón acentúa tu derrota y tu aliento halitoso es lo segundo que peor huele, tras tu conciencia. Los cristales de tus gafas son la mejor pasarela para tus lágrimas, quitarte las zapatillas es un tremendo reto y respirar un suplicio. Todo por no pensar en aquello que querías olvidar, y que acabó siendo el protagonista en tu noche.
miércoles, 27 de abril de 2011
Cárcel
miércoles, 6 de abril de 2011
Me has conocido en mi peor momento
jueves, 10 de marzo de 2011
Ni yo soy tan malo, ni tu eres tan buena
Tras unos días de inestabilidades emocionales, desmotivadoras situaciones y deseadas ausencias, lo único en claro que puedo esgrimir es esta afirmación que uso a modo de título. No es un chufletazo de optimismo ni un momentáneo atisbo ególatra, y mucho menos duradero. Es una sencilla reflexión que, si bien no fui capaz de verla con mis propios ojos a la primera, ni a la segunda, ni a la septingentésima y largas, al final he caído del burro.
Ciertamente, es algo frustrante el confundir el ser de alguien sólo porque la fracción de si mostrada equivale a la sección buscada, resultando ser invenciones personales el 90% restante de la persona. Esperar una mínima correspondencia ya es prestar parte de tu confianza a un desconocido, y si no acepto un caramelo de un desconocido, ¿por qué voy a dejarle tal fianza, a corto o largo plazo?
Normalmente acabo desistiendo, archivando el caso para sacarlo a relucir unos meses antes de su prescripción, por si algún cabo suelto quedara, poder volverlo a anudar. Después lo solía almacenar de nuevo, sin decir nada a nadie, con la esperanza de que se olvidase del todo y poder tirarlo a la basura. Esta vez, y de ahora en adelante, no seré yo el que guarde pilas de papelotes y documentos con pequeñas frases subrayadas. No.
Tengo un momento, y millones de situaciones a las que responder, así que no quiero gastarlo en una única causa. Sólo un segundo más.
viernes, 4 de marzo de 2011
Será la última vez que lo haga por las malas
"¿Qué le ha pasado a mi inspiración?", me pregunto cada día frente un papel. Antes era todo tan sencillo. Antes exprimía un bolígrafo en un folio y surgía poesía. Ahora, siempre termino mordiendo el capuchón del boli y garabateando el perfil de una mujer en una hoja, que por norma, acaba en la papelera. Que inmensa frustración.
Rodeado de tazas de café, intento describir lo que por ti siento, sin que te des cuenta para no llamar tu atención. Me es imposible. Me arrepiento de tantas cosas, todas con mi nombre por autor, que ni yo soy capaz de centrarme en una, por simple que sea. Acabo escuchando música, buscando en las estrofas de otros artistas mi desdicha, para no engañarme de todo.
Sé que puedo hacerlo, sobradamente además, cargando cada frase de detalles absurdos y aclaraciones que se contradicen, para jugar con la ambigüedad del vocabulario. Me es imposible escribir pensando en un mañana, pero el hoy no termina de agradarme y el ayer se me quedó a medias. ¿Y todo esto sabes por qué es? Por aprender lo que no debía y memorizar lo que no me enseñaron.
miércoles, 2 de marzo de 2011
... de atar
Tanto me ha costado construir los sólidos pilares sobre los que sustento mi esencia, que olvide lo más importante.
Cimientos, acero, hormigón... ni una sola grieta ni poro. A lo largo de años de trabajo, la perfección de una estructura ancestral diseñada por y para mí, ha sido mi única forma de vida. Cada losa, cada relieve, cada rodapié... esta puesto a conciencia, teniendo en cuenta el color, el material y la composición que forma junto con el resto piezas.
El azar no tuvo cabida en esta construcción. Cientos de planos a escala perfecta lo avalan. Todas las vistas posibles, diversos tipos de visión y ángulos, hacían posible reflejar mi imaginación en celulosa para más tarde, alterar el medio con mis propias manos.
La decoración, exquisita por cierto, siempre acorde con las necesidades del habitáculo en el que nos encontremos. La iluminación saca el máximo jugo a las horas de sol y se nutre de preciosas cristaleras para ver la luna cuando se halla plena y en lo más alto del cosmos.
Todo ello componía mi ser. Mis inquietudes y deseos. Mis amores y odios. Mi yo y tu mi. Mi cielo y mi inframundo… tenía de todo, hasta un pero, siempre hay un pero a tan extensa imaginación, “¡y vaya pero!”, pensé. Maldito sea mi error cuando la vi terminada.
El más tonto error de un constructor: no puse una puerta. Mi universo se encontraba dentro de aquel edificio, y yo estaba fuera. Comencé a dar vueltas alrededor, mirando ventanas y buscando alguna forma de entrar.
La perfección de mi ser me hizo inútil ante mí mismo. No había manera posible de volver dentro. La única forma de entrar, seria romper la pared para poder abrir una puerta. Rompería, a parte de la estética de la preciosa fachada de piedra, la fachada de mí. Mi fachada, mi piel.
Con el martillo en la mano izquierda y el cincel en la derecha, asesté el primer golpe. Solo uno bastó para que una grieta se expandiera hasta el torreón mas alto. El segundo golpe, amplió el número de grietas y ensanchó las existentes. El tercer golpe lo medité bastante tiempo con el martillo en alto, pero finalmente, decidí no darlo.
Eso se derrumbaría solo y preferí que no me pillara por delante. La próxima vez no pondré tanta carne en el asador y arriesgaré lo mínimo, por facultades, apostando lo máximo por mi error.
domingo, 27 de febrero de 2011
Mío
Yo tengo mis problemas. Mis laberintos mentales. Mis kilos que debo cargar a la espalda. Mis chicles. Mis besos sin dar. Mis poemas con y sin destinatario. Mis ganas de vivir. Mi olor. Mis ilusiones. Mis amigos/as. Mis amores imposibles. Mis derechos y obligaciones. Mis bolígrafos. Mi música. Mis motivaciones. Mis metas. Mis respuestas. Mis ojos. Mi alegría y mi tristeza. Mis reflexiones. Mi sonrisa. Mi soledad y mi popularidad.
El problema es que no soy dueño de nada. Pero ese es mi problema.