domingo, 25 de diciembre de 2011

Navidad olvidada

Los más bonitos sentimiento caen con frecuencia en el olvido. Tanto que el ser humano ha confeccionado días que conmemoran todo aquello que nosotros olvidamos celebrar en el día a día. 

Tendríamos que honrar a nuestros padres todos los días como de les 19 de marzo y el primer domingo de mayo se tratase. Nadie debería recordarte cada 14 de febrero que tengas un detalle con la persona a la que quieres. Deberíamos honrar la memoria de nuestros difuntos más a menudo, no solo los 31 de octubre de cada año. Cada persona debería sentirse los 365 días igual de especial que en su propio cumpleaños. Y así, un largo etcétera de fechas que nos recuerdan lo incapaces que somos de mantener un estado sentimental regular.

Ahora, con la escusa de la Navidad ocurre lo mismo. Lo infelices que somos durante todo el año se compensa con casi dos semanas de alegría y sentimiento navideño. Ahora es cuando la gente se acuerda de desearle el bien al prójimo, de ser educado y agradable, de cosechar buenas acciones y felicitarle las fiestas y el año nuevo incluso a cualquiera. Hoy día nos sobra felicidad. Estamos rebosantes de felicidad, para dar y regalar. Eres incapaz de llamar a tu tío durante todo el año, pero el día 25 lo llamas y le deseas feliz navidad.

Hay que ser feliz. Este tiempo es para ser feliz, y ese eslogan ha calado tanto que sonreímos y nos lo creemos. Tu puñetera vida ahora es alegre, con luces de Navidad y gorritos de Papá Noel, ¿a que si?  No, pero entre anuncios de turrón y muérdago terminamos por creérnoslo. Incluso los abrazos abundan más durante estas fechas, y quizá sea esto lo que más me duela.

A pesar de todo, yo soy igual de olvidadizo que vosotros y, por consiguiente, que el resto del mundo, por lo que tampoco digo a la gente de mi alrededor lo que de verdad siento por todos ellos. Quizá sea el más olvidadizo, esa memoria me ha salido cara.

Ahora bien, mi único deseo es tratar a cada uno como realmente se merece. Trata a tus padres como ellos te tratan a ti, como si los 365 días del año fueran el día de la madre y del padre. Cuida a tus amigos, que son muy pocos los que realmente valen, no esperes su cumpleaños para demostrar lo que sientes. Visita y alegra a tus abuelos, han vivido mucho y poder disfrutar de sus nietos es impagable. Haz que cada día sea un San Valentín para tu pareja, trátalo/a como el príncipe o princesa que son. Lleva flores a tus fallecidos, una persona muere dos veces, cuando muere y cuando se le olvida, así que no los olvides nunca. Haced de cada día algo especial y no esperéis fechas marcadas en calendarios.

Yo no comparto la felicidad que impone la Navidad. Me resulta una gran mentira que aceptamos con gorros rojos con un pompón blanco en la punta. Me entristece pensar en la Navidad. Pero a pesar de todo, quizá sea la época del año en la que más baratos están los abrazos, los besos y el cariño en general.

A pesar de todo, os deseo una Feliz Navidad a todos.




jueves, 8 de diciembre de 2011

Tú y tu manta

         Bajo una sábana nos creemos protegidos de todo elfo maligno, ente del mas allá o insecto gigante hambriento de sangre humana, ¿verdad? Nada como taparte con la manta todo el cuerpo en tu oscura habitación a modo de escudo impenetrable. Esta tan simple "protección" de algodón, plumas, felpa, piel o poliester ejerce sobre nuestra timidez una inyección de seguridad que ni años de psicólogo ofrece.

            Por contrapartida, la misma nimiedad que te promete seguridad subyace a un miedo más nimio si cabe ante una situación normal. Tus miedos y pecados no tienen cabida en tu burbuja de tela por cama que tienes. Acudes a ella tanto para llorar como para odiar, y en ese amplio espectro de sentimientos se halla, segurísimo, el tuyo.

            El sueño es lo de menos, ya que siempre conservamos cinco minutos antes de dormirnos para hacer un reseteo, un resumen de nuestra consciencia, tan solo para creernos al mando de nosotros mismos, atando cabos sin sentido. Cuando esos cabos son mas inhóspitos de lo normal y las puntas apenas llegan a rozarse, es cuando nos escondemos bajo nuestra manta. El ser humano es así de sencillo.



jueves, 24 de noviembre de 2011

Puertas y ventanas



Hace escasos días, mi madre irrumpió en mi cuarto a grito de "pa'rriba to' el mundo" y se bajó dejando la puerta abierta. Como tantas mañanas, me hice el remolón durante unos veinte minutos, pero acabé por levantarme. Aún un poco zombi, me puse en pié y medio cojeando fui a subir la persiana. Tras el primer fogonazo se me aclimataron lentamente las pupilas y, al fin, llegamos el punto clave y de inflexión en mi historia: abrí la ventana.

Podría leer y estudiar durante semanas libros sobre las fuerzas centrífugas y centrípetas, fuerzas contrarias, equivalentes, etc. para explicar técnicamente lo que ocurrió en mi cuarto, pero prefiero filosofar y explicarlo a mi manera: la vida, cuando te cierra una puerta te abre una ventana.

Y cierto es que nos apoyamos en mierdas (y perdonen la expresión) del tipo "el tiempo pone a cada uno en su lugar" o "la vida es como una balanza" (yo mismo he utilizado esta) o la que trataremos hoy, con tal de quitarnos peso de encima. Liberamos nuestra dolida columna cargándole prioridades y obligaciones a "la vida". ¿La vida? ¿Qué vida? ¿La tuya? ¿La de Dios? La gente que sustituye "vida" por "Dios" tiene mucho más sentido en su diálogo, ya que si creen en Dios, Dios es el dueño del devenir y por tanto, encargado de abrir o cerrar ventanas, o situar en un lugar exacto cada segundo. 

De todas formas, no estamos hablando Dioses, sino de personas. Ante la complicación, el error o la incapacidad (que magistralmente se ha metaforizado con una puerta que se cierra), nos hundimos, lloramos y chapoteamos en nuestra inutilidad rogándole a la vida que nos abra una ventana. Además, vivimos creyendo que se nos abrirá una ventana por lo denominado "ley natural". Que, ya que hemos recibido una desgracia, la contraprestación es un beneficio. Confiamos en el equilibrio del cosmos o del yo que sé para solucionarnos la papeleta.

Maldita sea, ¿estamos todos locos? La puerta de mi habitación aquella mañana si se abrió como consecuencia de haber abierto la ventana. En la vida no. En la vida eres tu el que abre o cierra puertas y ventanas, incluso armarios y botes de conserva, pero solo tú. Mucha gente, tras haberse labrado el derecho de abrir su ventana y salir de su frustración, sigue achacando a la vida esa salida secundaria. Pobres infelices.

Ahora bien, cada uno que se crea lo que quiera, que confíe al refranero popular lo que mejor le convenga y rece a una existencia divina por una oportunidad más. Yo sé que yo soy el que busca, encuentra y abre mis ventanas. Que también existen las casualidades, y quizá esta sea una.



jueves, 17 de noviembre de 2011

Sentimientos bajo una alfombra

     Al levantar mi alfombra, he descubierto tal maraña de pelusas, insectos y polvo que me resulta imposible mirar sin repulsión ninguna otra. Porque todo hijo de vecino da la imagen que el receptor le propone, siendo no más que la mentira que el oyente recibe, la verdad que guardaremos en el armario; mientras que la mentira que se oculta, la realidad que quedará bajo esa mala copia de alfombra árabe.

      La acción reacción cobra un nuevo sentido, tomando como referencia lo que es "verdad" entrecomillada que el receptor debe creer y la mentira que bajo una alfombra queda y que nadie sabe que está ahí. Ya que cada vez recibe más valor lo aparente que lo tangible, obviaré todo lo visto y actuaré como actuamos todos: fingir no haber visto nada.

      Y no es por cobardía, totalmente al contrario: una vez conocida la realidad de los hechos y siendo tan latente la decepción de esta, no veo más salida que dar gracias por haber levantado aquella esquinita en su día, ser valiente y zarpar en busca de un nuevo puerto. Todo hemos hecho esto, llorando o blasfemando sobre la persona de la que nos alejamos, pero somos todos igual de culpables.

      Eso si, nunca olvides lo tremendamente bonita que fue aquella mentira. Así siempre recordarás que fue una mentira.


jueves, 10 de noviembre de 2011

Polos opuestos

        La teoría siempre dado por sentado que, en el plano de la relaciones, los polos opuestos se atraen. Ya sea debido a los conocimientos físicos que alguien, algún día, aplicó a su relación; o bien a raíz de frases tan infantiles como "los que se pelean se desean", esa es la creencia general.

         En se campo de la vida, el ser humano tiende a argumentar con eufemismos inmensos tumores en la relación. Por ejemplo, decir que una pareja "se complementa", en lugar de decir que discrepan; o el "hoy por mí, mañana por ti", cuando a cada uno le apetece hacer algo que el otro odia, y así sucesivamente.

         La percepción de que los polos opuestos se atraen esta tan extendida que da la impresión de que nosotros mismos buscamos un polo opuesto al que ser atraídos. Hasta que, algún día de tu vida, encuentres un imán de iguales características al tuyo (radio de atracción, longitud de los polos, gustos musicales, etc.). Entonces, todo lo que dabas por sentado se levantará y se irá y tú correrás a contracorriente para llegar a ese "tú mismo polo" del que has huido siempre.


martes, 8 de noviembre de 2011

Corazón de hielo

Todo es triste en el frío otoño. El cambio de hora y su correspondiente temprano anochecer, el mal tiempo se ha abierto paso a codazos desplazando el sol y las terrazas y las alegres caras se convierten paulatinamente en pálidas pieles cubiertas con gorros de lana y bufandas. El cambio es inexorable, y este año ha sido mas radical que otros años, ya que hasta hace un semana la manga corta seguía siendo la prenda de moda.

Esta temporada del año, que convierte la felicidad en resoplidos, nos empuja a estar en casita, con la gente que mas quieres, ya sea viendo la tele, echando un fifa, archivando sellos, o simplemente compartiendo estancia con quien mas quieras. Basta que llegue a tal conclusión para toparme de frente con el gran vacío que ostento.

La ausencia de bonitos sentimientos no es posible rellenarla con nada. Todo lo que desee se ha cumplido y ahora vomito malas sensaciones en cada bar cada fin de semana. Ya no soy sincero ni si quiera conmigo mismo, así que, ¿pretendes que lo sea contigo? Cada día que pasa me siento mas inerte, inmóvil, impasible... y me preocupa cuándo volveré a bombear sangre.


viernes, 28 de octubre de 2011

Consecutiva pantomima

Hacer el "bien", pese a la popular creencia de que si, no conlleva ningún tipo de grato beneficio y no obliga al cosmos a devolverte ese "bien". Del mismo modo que hacer el "mal" tampoco conlleva implícito recibir un castigo de algo o alguien extrasensorial, titiritero del universo.

Hay gente que vive de lo que roba y vive mejor de lo que muchos desearían. Gente que roba bancos, atraca gasolineras, arrebata la vida a inocentes personas y un largo etcétera de gente que toda su vida ha hecho el mal y ahora vive como un rey. Por otro lado, puedes pararte para ayudar a un anciano a cruzar la calle y ¡PLAF! Un camión te pasa por encima.

Ni el bien ni el mal es consecutivo, el karma es una broma que se derrumba con este planteamiento y los dioses caen de su perfecto cielo sin paracaídas. Pero aún sabiéndolo, el mundo seguirá girando motivado por la eterna contrariedad bien/mal y su consecutiva recompensa bien/mal. Esa consecutiva pantomima.


martes, 11 de octubre de 2011

Elecciones II

Desde que tenemos uso de razón, hasta el mismo momento de nuestra muerte, nos pasamos la vida tomando decisiones: calamares o chipirones, adidas o nike, universidad o módulo superior, antena 3 o tele5, etc. Ante tantas elecciones presentes en nuestra vida, siempre nos decantamos por la que mejor nos parece y creemos que más bien nos va a hacer.

Una elección es muy similar a un camino. Una bifurcación en la que debes escoger uno de dos y, cuando lleves a cabo tu decisión, jamás sabrás lo que te habría deparado el otro trayecto. Por ello tener que elegir es todo un problema respecto a la conciencia humana. Aunque peor es no tener elección y verte obligado a tomar un camino que no deseas.

Las grandes decisiones, una vez tomadas, suponen un gran alivio. Piensas que ya está, que la elección está tomada y solo queda esperar. Por eso cuando has elegido crees que ya ha pasado todo el trabajo duro, pero no recuerdas que tras cada elección llega una nueva.

Ciertamente, el mundo sería mejor sin tener que elegir todo el rato, sin esa presión de tomar siempre la decisión correcta. También puedes elegir no elegir. Pero si eliges no elegir, te arriesgas a perderlo todo, recuérdalo.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Seguiré rompiendo lanzas a tu favor

        Falto completametamente de inspiración y ganas, pero rebosante de frustración, mis dedos dejaronse llevar por el viento para balbucear unas tenues y a la vez dolorosísimas palabras. Unas palabras descriptoras de como un latente corazón tornose de hielo en cuestión de minutos, sin mas razón que la propia, aunque por lo visto, fundamentada en sólidos pilares de hormigón. El mismo hormigón que cimienta los castillos en el aire que un día construí y por los que libre mas de cien batallas. Tal cemento, mas rico en ideas que en arcilla o caliza, resultó mas sólido que la estructura fija, de bloque, hierros y hormigón armado, que conseguimos forjar a base de confianza y hechos. Ahora veo un montón de escombros entre lo que me encuentro, rodeado de polvo, con la esperanza de volver a constriur uno mas grande y con una mano tendida hacie el horizonte. Me da la impresión de que tu recobraste el conocimiento antes que yo y te fuiste de aquella catástrofe. Yo sigo queriendo creer que lo que no nos mata nos hace mas fuertes, y mantengo una mano tendida. Con la otra, seguiré rompiendo lanzas a tu favor.

martes, 30 de agosto de 2011

Elecciones

A lo largo de la historia, el ser humano se ha preguntado cientos de veces qué es aquello que diferencia a las personas de los animales. La respuesta (muy debatida, eso sí) es la capacidad de decisión.
Las personas tenemos la capacidad de abrirnos o cerrarnos puertas. Sabemos que cerrar una puerta acarrea abrir otras, y que abrir una sola puerta puede cerrar cientos de ellas. Muchas veces nos quejamos de una vida rutinaria, pero nos da miedo cambiar y perder esa estabilidad lograda, por lo que no nos atrevemos a abrir esa puerta. O tenemos la posibilidad de compartir algo mas con esa persona tan importante, pero eso sería arriesgarse y decidimos cerrar de un portazo. Hay tantas opciones vagando en el limbo de tu vida. Sólo se detienen ante ti por un tiempo limitado, en el que tú decides si las tomas o las dejas.  
Ahora bien, hay veces en las que no hay elección. Es cuando los animales actúan por instinto y las personas por amor.


sábado, 20 de agosto de 2011

Poema

 Tiempo ha de aquel crío que ya fuí,
de los altos vuelos, 
de los besos que por juegos habitaron en mí.


Ahora, miradas son latigos de cuero,
que al son del fin,
rubia crin del que por menos voló cual trueno.

Luché por lo que siempre he querido,
yo con mi duelo,
nada nuevo bajo un decadente sol ya podrido.


Intenté confiar, pero he abandonado,
cedí alma y cuerpo,
todo lo mío para luego verme ante ti colgado.


Vuelvo a esconderme en mi cueva,
ni malo ni bueno,
en el rugoso seno de un corazón con flemas.


Pendiente de los lazos de mi cuerda,
asegurando el plomo,
la silla y mi lomo, para mandar todo a la mierda.








lunes, 15 de agosto de 2011

¿Sueñas?


¿Qué es lo que ocurre cuando una persona te cuenta que ha soñado contigo el mismo día que tú has soñado con él o ella? Pienso que quizás no deba considerarse un sueño, ya que ha existido mas allá de los límites de nuestra cabeza y ha rozado los límites de la realidad desdibujándose un poco antes de que abriéramos los ojos.
Pero no sé, a veces no me atrevo a decirle a nadie que he soñado con él o ella. Aunque puede que la otra persona realmente esté callando lo mismo y que haya sido el travieso comité de los sueños siameses el que en el momento de perder la noción de la razón, y a través de un estudio molecular de nuestros deseos, haya sintonizado, a la vez, un mismo sueño para dos personas.
Dos personas que tímidamente sueñan los que no se atreven a confesar.
Shinoflow.



miércoles, 20 de julio de 2011

Fiestas Patronales de Rebolledo



         Trescientos sesenta y un días de trabajo con un único fin: llevar a cabo cuatro días de fiestas dedicados íntegramente a los vecinos, a un pueblo. Un pueblo que vestimos de gala, de manera sencilla pero elegante, en el cual depositamos tanto cariño como esfuerzo. Una combinación perfecta para un resultado maravilloso. Son muchos los sentimientos que emanan: la satisfacción, la ilusión, el cariño, la desesperación, la pena, la alegría… sentimientos que compartes con todos aquellos que forman lo que se conoce como “comisión”, pero a los cuales yo llamo amigos. ¡Y lo son! Porque aunque seamos personas diferentes, compartimos un mismo objetivo y vivimos miles de experiencias que nos unen. Podemos discutir, llorar, desesperarnos unos con otros… pero siempre terminaremos abrazados y riéndonos de todo lo bueno que hemos hecho y compartido. 
         Es cierto que sin una comisión no podrían existir unas fiestas, pero también es importante que sin un pueblo receptivo, estas jamás podrían ver la luz. Son esos vecinos, los que colaboran de forma económica o con sus propias manos, a los que yo les doy las gracias en cada momento que empiezo una actividad para estas. Otro punto clave para el correcto desarrollo de unas fiestas es la participación, ya que cuando elaboras una actividad y esta es respondida con la presencia de gente que disfruta con ella, te aporta la seguridad del éxito con la que se han llevado a cabo, y esto produce a su vez una enorme satisfacción.
         Me han preguntado más de una vez que cuánto se cobra por estar en la comisión. Cuando les contesto que no cobramos nada extrañan la cara, y seguido a ello me preguntan que por qué lo hago entonces. Yo les sonrío y les contesto que no sólo existe la compensación económica, si no que existe otra mucho mejor y mayor: la satisfacción de ver los frutos de un gran trabajo acogido con alegría y diversión tanto por vecinos del lugar como por todos aquellos que se acercan y hacen aún más grandes nuestras fiestas.
¡Viva la comisión!, ¡Viva el Rebolledo! Y ¡Viva la Virgen del Carmen!
Un caluroso saludo, Alejandro Torá Martínez, vocal de actividades socio-culturales de las fiestas Patronales de Rebolledo.



jueves, 7 de julio de 2011

Diamante y corazón

        Por tópico lo encontramos en la mano de cualquier damisela de arriesgados tocados y una perfecta manicura francesa. Balanceándose al ritmo de unas hipnotizantes caderas o decorando la sonrisa de una extravagante dama. Símbolo de la riqueza de Holliwood, sobre unos tacones de Channel, posando en una alfombra roja. La belleza de una reina egipcia de morena y perfecta tez. El mismísimo poder de un César del que depende la triste vida de cuatro gladiadores. 
        Refleja decenas de situaciones bamboleantes de destellos ante los que se avergonzarían los ojos de la mismísima Sharbat Gula. Decoran y embellecen lo indecorable, sustituyendo defectos por virtudes. Protagonizan escenas románticas en un indigno plató de televisión o en el mas íntimo rincón de una sábana. Son el capricho de la realeza y sueño de tristes hidalgos. Es capaz de castigar de por vida al hombre bueno y enriquecer al mas gañán. Eso es un diamante.
        En el otro orden de cosas y por contrapartida, lo encontramos en la mano del que sólo tiene su palabra frente a la hipocresía que le rodea. En cada buena acción, en cada favor, en cada gesto. En el centro de todo lo llamado "inútil" por el miedo que tantos tienen de reconocerlo y en el epicentro de toda reacción humanamente explosiva. Musa a la que desde los mas antiguos y recordados rapsodas, hasta los mas banales "artistas" de la actualidad dedican sus versos.
        Sangrante músculo, mas potente que unas olimpiadas de halterofilia, pero delicado cual vidrio. Dueño de emociones y sentimientos. El que escribe las normas, desde el odio mas arrugado hasta un sollozo romántico frente a la ventana. Su tamaño depende de lo ruin que fuese su portador, pero su grandeza depende de los años que, tras muerto este, siga siendo recordado. A grandes rasgos, eso es un corazón.

        Ahora bien, tú eres un diamante y yo soy un corazón.



martes, 5 de julio de 2011

2010/2011

         Muy a pesar de lo que os quiero transmitir, lo que siento no es felicidad. Quiero, tristemente, aparentar ser feliz. Disfrutar el momento, perdiendo el juicio alegando que "es lo que toca". Recordar lo que olvidé y olvidar lo que recuerdo para mirarme al espejo y no pensar que esto se derrumba.


         Podría continuar sacando ricos recursos lingüísticos del baúl del error, pero entonces faltaría a mi norma de nos mas de tres por pena. Normas no escritas que se cumplen a rajatabla, como otras tantas costumbres que terminan siendo duras leyes, con su duro castigo por incumplimiento. 

         Podría ser, por poner un ejemplo, el no haberte saludado antes. Lástima. Tengo un caparazón de granito para que vosotros no veáis el débil pellejo de esta lenta tortuga, y la pena, es que llego a creerme lo que no soy. O quizás, mirándolo a la inversa, creo que soy lo que no, y trato de ocultar una ingeniera mentira. Yo me voy, tu te irás, y hasta el año próximo no volveré a saber de ti.

         Efectivamente, hablo de la temporada 2010/2011. Que nostalgia me entra. Ya no por no poder saludar de nuevo a ese manojo de rastas que tan agradable me hace el estudio, que también, sino por todo lo que conlleva bajar la persiana y cerrar por vacaciones. 

         Acostumbrado a compartir tantas horas diarias, y tantos días a la semana con esas personas, ahora se me hará dificilísimo levantarme del sofá sabiendo que no los voy a ver. Acostumbrado a llevar una trepidante rutina, el imnovador día a día me aterra y acorrala. El no tener qué hacer y organizar mis horas en mis quehaceres como me plazca me aburre si no tengo que hacer malabares con los minutos para poder escribir media rima o limpiar las persianas. El encerrarme en estas paredes me da una claustrofobia impresionante. Todo se me clava y todo me hace sangrar.

         Sin embargo, se que no es para tanto, ya que cuando esa maravillosa rutina comience, estaré deseando que se acabe. Una temporada mas.


martes, 7 de junio de 2011

Viaje de ida

Esta vez me ha faltado determinación. No es una escusa, es una forma de decir el por qué no he podido ya que al final he dudado y... bueno sí, es una escusa. Una puta escusa barata. Me faltó eso que tantas veces me falta, el jugármela, el disparar sin preguntar. Confío tan poco (pero tan tan poco) en mi mismo que aun teniendo todo a favor me retraigo. Si le hubiera propuesto tomar algo, ella habría aceptado, incluso me aventuro a creer que tras su afirmación, me hubiera dicho "creía que no me lo ibas a decir nunca".

Rayos y centellas! Pa' lo que hemos quedado. Necesito un demonio que me pinche el culo para dar el paso adelante. Me refugié bajo la sombra del "no me quitaría el sueño" y ahora, con el sol atizando mis párpados no puedo dormir. Pretendo culpar a alguien, alguien que no tenga escrúpulos de decir cualquier mierda que pase por su cabeza. Alguien que me ha formado un caparazón de kryptonita bajo el que me siento aislado, protegido y seguro.

Dicen que el tren de las oportunidades pasa una vez y ya está. Yo creo que en la estación, si pierdes un tren, puedes pagar un extra (creo que el 10% del precio del tiquet) para poder viajar en el siguiente tren, de mismas características, claro. También aclarar que hay días en los que Renfe pone un servicio especial, que jamás vuelve a repetirse. Espero que el servicio de ayer fuera un ordinario...


domingo, 29 de mayo de 2011

Peldaño único

        Siempre me he considerado una persona diferente. Llámalo ego o dime egocéntrico, tu verás. Soy diferente a todos vosotros: no comparto tus pensamientos, ni forma de ser, ni si quiera tus (a mi parecer) patéticas gracias. Me considero un escalón por encima de mucha gente, y a su vez, un escalón por debajo de otros tantos.

        Yo me hallo en mi propio peldaño, mirando a mi alrededor y negociando como hacerte feliz sin que se note todo aquello que me importa una mierda.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Bis de nada

Yo solo me pierdo en mis complicados recursos lingüísticos. Me asfixio con palabras que apenas se balbucear y me ahogo en charcos de lágrimas imposibles de atravesar. En mi soledad me bloqueo con las arrugas de las sábanas cada mañana. Corto mis venas con las mismas miradas afiladas que me hunden día a día. Dedico una parcela de rebeldía a regalarte un clavel. Me siento pequeño e imperfecto ante tales preciosos pechos y no me atrevo a tocarlos. Resbalo por tu córnea y me deslizo por tu tobillo, donde prefiero coger otro camino. Espero al siguiente autobús bajo una lluvia de relámpagos y una tormenta de agua. Pago lo estipulado sólo por perderte de vista. Noto los pies empapados. Al final, acabo hablando de nadie, en ninguna dirección y sin un fin concreto. Espero que te haya gustado.



domingo, 8 de mayo de 2011

Paréntesis

Hoy me he despertado como se despertaría cualquier persona sabiendo que las próximas veinticuatro horas son las últimas de sus vacaciones. Ya imaginas, como el ambicioso buscatesoros que tras viajar a la Antártida lo único que ha visto son focas. Un tanto resignado, intentando buscar pros por todos lados. Ciertamente, aquellas cervezas me jodieron la semana santa y, por qué no, el año. 
Mañana volveré a mi rutina, de madrugar, desayunar, ir a la universidad... ¡Ah no! Olvidé que el mes que viene tengo exámenes. Me espera un bonito mes de coger el moreno ese blancuzco de la biblioteca, dejar las cervezas para las ocasiones especiales, salir tarde para volver pronto y un largo etcétera de recortes sociales. 
Estas vacaciones me han sabido a poco. Poquísimo ciertamente. Tenía tantos planes en mente... y acabé ahogándolos todos en vasos de plástico con hielos, ron barato y el refresco de turno. Quizás he abusado de bebidas espirituales estas últimas tres semanas en vez de querer divertirme.  Es una forma de verlo, ciertamente. 
Todos esos planes, ahora los tengo apuntados en un papel azul, tamaño din A4, en mi tablón de corcho. Planes que, si bien este año siento que no todo va según lo previsto, sé que el año que viene los tendré que cumplir sí o sí. Y no es que crea en religiones, ni leyendas, ni en viejos escritos de ningún tipo de astrólogos mayas, pero ¿y si es cierto? No me la quiero jugar.
Sé que poca gente lee esto, y lamento no poder daros otro poético texto, con sus metáforas y paralelismos, pero hoy me sentía realmente agobiado y necesitaba hacer un paréntesis. Gracias.



sábado, 7 de mayo de 2011

Alcoholvido

        Emborracharse para olvidar siempre ha sido considerada como una buena alternativa. El no plantarte por qué lo haces y terminar vomitando amarga bilis supone un precioso tópico asumido desde el principio. Igual que dar gracias a Dios (o a cualquier cosa en ese momento) por encontrar en tus bolsillos un pañuelo para limpiarte la cara y quizás las zapatillas de salpicones. Cualquier escalón acentúa tu derrota y tu aliento halitoso es lo segundo que peor huele, tras tu conciencia. Los cristales de tus gafas son la mejor pasarela para tus lágrimas, quitarte las zapatillas es un tremendo reto y respirar un suplicio. Todo por no pensar en aquello que querías olvidar, y que acabó siendo el protagonista en tu noche.


miércoles, 27 de abril de 2011

Cárcel

Cada día me despierta el metálico sonido de los barrotes siendo golpeados por una porra al final del pasillo, acompañado por los irónicos gritos del carcelero a la voz de "buenos días". Disfruto de tu preciosa imagen como primer pensamiento del día, solo hasta que es interrumpido por los golpes del carcelero, cuando pasa con su arma y sus gritos por mi celda.  

Desayuno pensando en ti. En ti y en que me den la tan ansiada condicional. Llevo meses recibiendo noticias de mi abogado sobre ella: "que si pronto te la dan", "si en breves estas fuera" o "esta vez sí". Espero que hoy si sea verdad y pueda ver la calle, pueda abrazarte, pueda tocarte la cara…  

La misma nefasta e infumable comida cada día. No hay adjetivo que la cualifique debidamente, salvo porquería, propiamente dicho. Lo único que me hace pasar el mal trago es, de nuevo, tú. Todos y cada uno de los instantes que paso aquí los paso pensando en ti. Por ti soy capaz de "crear" felicidad. Vivir pensando que en cualquier momento, uno de esos uniformados hombres de eléctricas armas diga “Javier, tiene una visita”.

Paso la tarde entre rutinarios partidos de futbol, algunas pesas o, cuando toca, clases parroquiales. Me comporto como tu querrías que me comportase: evito las peleas, hago todos los trabajos que puedo hacer aquí dentro, estudio... pero ¿para qué? Sigo aquí atrapado, como cada día. Seguro que tú no te acuerdas de mí y yo estoy gastando mi tiempo en una causa perdida. Bueno, de todos modos, no tengo otra cosa en que gastar mi tiempo.

Me voy desanimando y enojando mas contigo conforme anochece. Interrumpe mi pensamiento de nuevo el carcelero, con el mismo ritual que por la mañana, pero dándonos las "buenas noches", con su pedante sonrisa. Siempre tardo en dormirme, ya que desanimado completamente pago mi desdicha pensando pestes sobre ti y maldiciendo el día que te conocí. 

No me gusta esa actitud, pero sé que al día siguiente volveré a despertarme sonriendo y suspirando por tu amor.


miércoles, 6 de abril de 2011

Me has conocido en mi peor momento

         Cuando dejé de enviarte mensajes en palomas y postales en fotografías de lugares lejanos. De regresar al hogar a la misma hora veinticuatro. De regar las petunias que con tanto ahínco mimé durante tantos años. Dejé de llevar tu imagen en la cartera y arranqué sin cuidado tus referencias de mi tablón de corcho. De poner velas por los momentos que juntos matamos y crucificamos. 

         También me olvidé del significado de determinados vocablos que juré y perjuré no emplear. De todos aquellos atardeceres muertos bajo la sombra de ese olmo. De las conversaciones plenas, y a la vez huecas, de sentimientos con fragancia a frutos del bosque. De aquello que me decías por la mañana al despertar. De mostrar mi sonrisa frente al espejo.

         Cuando ocurrió todo esto, tú me conociste.


jueves, 10 de marzo de 2011

Ni yo soy tan malo, ni tu eres tan buena

        Tras unos días de inestabilidades emocionales, desmotivadoras situaciones y deseadas ausencias, lo único en claro que puedo esgrimir es esta afirmación que uso a modo de título. No es un chufletazo de optimismo ni un momentáneo atisbo ególatra, y mucho menos duradero. Es una sencilla reflexión que, si bien no fui capaz de verla con mis propios ojos a la primera, ni a la segunda, ni a la septingentésima y largas, al final he caído del burro.
                                        
        Ciertamente, es algo frustrante el confundir el ser de alguien sólo porque la fracción de si mostrada equivale a la sección buscada, resultando ser invenciones personales el 90% restante de la persona. Esperar una mínima correspondencia ya es prestar parte de tu confianza a un desconocido, y si no acepto un caramelo de un desconocido, ¿por qué voy a dejarle tal fianza, a corto o largo plazo?

         Normalmente acabo desistiendo, archivando el caso para sacarlo a relucir unos meses antes de su prescripción, por si algún cabo suelto quedara, poder volverlo a anudar. Después lo solía almacenar de nuevo, sin decir nada a nadie, con la esperanza de que se olvidase del todo y poder tirarlo a la basura. Esta vez, y de ahora en adelante, no seré yo el que guarde pilas de papelotes y documentos con pequeñas frases subrayadas. No.

        Tengo un momento, y millones de situaciones a las que responder, así que no quiero gastarlo en una única causa. Sólo un segundo más.


viernes, 4 de marzo de 2011

Será la última vez que lo haga por las malas

        "¿Qué le ha pasado a mi inspiración?", me pregunto cada día frente un papel. Antes era todo tan sencillo. Antes exprimía un bolígrafo en un folio y surgía poesía. Ahora, siempre termino mordiendo el capuchón del boli y garabateando el perfil de una mujer en una hoja, que por norma, acaba en la papelera. Que inmensa frustración.

        Rodeado de tazas de café, intento describir lo que por ti siento, sin que te des cuenta para no llamar tu atención. Me es imposible. Me arrepiento de tantas cosas, todas con mi nombre por autor, que ni yo soy capaz de centrarme en una, por simple que sea. Acabo escuchando música, buscando en las estrofas de otros artistas mi desdicha, para no engañarme de todo.

        Sé que puedo hacerlo, sobradamente además, cargando cada frase de detalles absurdos y aclaraciones que se contradicen, para jugar con la ambigüedad del vocabulario. Me es imposible escribir pensando en un mañana, pero el hoy no termina de agradarme y el ayer se me quedó a medias. ¿Y todo esto sabes por qué es? Por aprender lo que no debía y memorizar lo que no me enseñaron.

"Si en esta vida para aprender hay que errar, el acierto es una jodida pérdida de tiempo".



miércoles, 2 de marzo de 2011

... de atar

        Tanto me ha costado construir los sólidos pilares sobre los que sustento mi esencia, que olvide lo más importante.

         Cimientos, acero, hormigón... ni una sola grieta ni poro. A lo largo de años de trabajo, la perfección de una estructura ancestral diseñada por y para mí, ha sido mi única forma de vida. Cada losa, cada relieve, cada rodapié... esta puesto a conciencia, teniendo en cuenta el color, el material y la composición que forma junto con el resto piezas.


         El azar no tuvo cabida en esta construcción. Cientos de planos a escala perfecta lo avalan. Todas las vistas posibles, diversos tipos de visión y ángulos, hacían posible reflejar mi imaginación en celulosa para más tarde, alterar el medio con mis propias manos.


         La decoración, exquisita por cierto, siempre acorde con las necesidades del habitáculo en el que nos encontremos. La iluminación saca el máximo jugo a las horas de sol y se nutre de preciosas cristaleras para ver la luna cuando se halla plena y en lo más alto del cosmos.

Todo ello componía mi ser. Mis inquietudes y deseos. Mis amores y odios. Mi yo y tu mi. Mi cielo y mi inframundo… tenía de todo, hasta un pero, siempre hay un pero a tan extensa imaginación, “¡y vaya pero!”, pensé. Maldito sea mi error cuando la vi terminada.

         El más tonto error de un constructor: no puse una puerta. Mi universo se encontraba dentro de aquel edificio, y yo estaba fuera. Comencé a dar vueltas alrededor, mirando ventanas y buscando alguna forma de entrar.

         La perfección de mi ser me hizo inútil ante mí mismo. No había manera posible de volver dentro. La única forma de entrar, seria romper la pared para poder abrir una puerta. Rompería, a parte de la estética de la preciosa fachada de piedra, la fachada de mí. Mi fachada, mi piel.


         Con el martillo en la mano izquierda y el cincel en la derecha, asesté el primer golpe. Solo uno bastó para que una grieta se expandiera hasta el torreón mas alto. El segundo golpe, amplió el número de grietas y ensanchó las existentes. El tercer golpe lo medité bastante tiempo con el martillo en alto, pero finalmente, decidí no darlo.

         Eso se derrumbaría solo y preferí que no me pillara por delante. La próxima vez no pondré tanta carne en el asador y arriesgaré lo mínimo, por facultades, apostando lo máximo por mi error.

Gracias.


domingo, 27 de febrero de 2011

Mío

        Yo tengo mis problemas. Mis laberintos mentales. Mis kilos que debo cargar a la espalda. Mis chicles. Mis besos sin dar. Mis poemas con y sin destinatario. Mis ganas de vivir. Mi olor. Mis ilusiones. Mis amigos/as. Mis amores imposibles. Mis derechos y obligaciones. Mis bolígrafos. Mi música. Mis motivaciones. Mis metas. Mis respuestas. Mis ojos. Mi alegría y mi tristeza. Mis reflexiones. Mi sonrisa. Mi soledad y mi popularidad.


        El problema es que no soy dueño de nada. Pero ese es mi problema.


martes, 22 de febrero de 2011

Perfecta y casual


        Aquella perfecta y casual combinación de luces de neón me asombró. Dudo que fuera tan casual, pero no dudo que fue perfecta. Vislumbré su forma, su perfil. Ella estaba ahí, si, haciéndose la dormida. Recogida, abrazada a una almohada, con el pelo suelto y un mechón escondiendo parte de su cara. Con el cuerpo desnudo y ocultando su intimidad con una gruesa manta. Tan delicada y bella. Parecía saber que la estaba mirando, y abría de vez en cuando el ojo izquierdo para cerciorarse, cerrándolo al instante para seguir con su juego. Dejaba escapar una sonrisa cuando me veía, pero la disimulaba apretando los labios. Al momento, decidió abrir los ojos y mirarme fijamente, con aquella simpatía que tanto me gustaba. Tras unos instantes diciéndolo todo con la mirada, extendí el brazo para tocarla. Ya había olvidado que era un casual reflejo de luces, fruto del ángulo de las bombillas en conjunción con el mío. Un perfecto y casual reflejo.