Apagar el sol

Y al fin, cuando pude corroborarlo, me quedé sin habla. Era un poder extraordinario. Algo fuera de lo común que no había visto jamás. Me lo habían contado, incluso lo había leído en viejos libros y visto en películas de los noventa, pero no creí que fuese verdad. Y es que ella era capaz de apagar el sol.

Otro punto de vista

Dices que siempre estarás ahí. Que nunca vas a fallarle, que tu hombro estará disponible para sus lágrimas y que tu tiempo es suyo. Podrías seguir prometiendo, pero la idea ya le ha quedado clara al receptor. Ojalá no te llame, evidentemente, pero tu te ofreces. Una generosidad emocional sin parangón, aunque se repita cada día.

Amor bancario

Me giraron un cheque que no pude cobrar. Es algo que le puede pasar a cualquiera. Simplemente, ocupé la persona del librado de un documento vacío que, por más que lo intentara, no tenía fondos. Tenía el derecho legítimo, ante cualquier ley yo debía ser la prioridad para aquel librador. Claro, no pensé que no hay leyes que regulen el corazón.

Bocanada de aire

No es más que una voz que se ahoga por no poder decir "te quiero". Solamente. Unos pulmones que respiran a trompicones, y cuando lo hacen, tampoco se llenan del todo. Una boca con una voz que perdió su entonación, para volverse anodina e insustancial.

Brillaban

"Respira hondo muchacho". Es lo que me repito una y otra vez mientras actúo. Pienso en música, eso me relaja. Todas las canciones me recuerdan a ella. Justo la que suena en mi cabeza dice una estrofa tal que así: "me crees imbécil para no saber que dos y dos son cuatro, cuatro y dos son séis". No sé por qué es precisamente esa canción la que me vino a la mente. Me lo creo y no lo entiendo.

Demasiada conversación

Después de un malogrado polvo, que pasará sin pena ni gloria a ningún sitio, me dijo que no me enamorara de ella. Me sorprendió, pero seguí su comba para ver hasta dónde llegaba. Puso especial énfasis en mis sentimientos. Parecía conocerme, menos por errar en cada palabra. Me describió de una manera muy especial. Ojala fuera así de verdad, pensé para mis adentros.

Ojalá me vieras

Consumo lo que no me favorece. No lo hago por gusto, ni si quiera es en busca de satisfacción. Aumento peligrosamente mi dosis cada noche, aunque me engañe a mí mismo diciéndome que pararé pronto. Jodido. Es un castigo merecido.

Los recuerdos no se gastan

Tengo tu olor en la pituitaria, tus lunares en mis dedos y tus ojos en el sistema límbico profundo. Acumulo tus palabras en mi espalda y tu pecho en el mío. Almaceno cada segundo contigo en una maleta, la que siempre llevo encima y a la que aún le queda sitio.

Un futuro incierto

Me dijo que ya no me quería y no volvería a hacerlo.

Jodidamente concreta y, aunque no lo quiera creer, sincera.

Seleccionó cada palabra y sacó punta a cada una.

He vivido condenas más indulgentes y ligeras.

No habrá final

La historia del joven que, por mera casualidad, coincide con esa chica. La misma que brillaba por su belleza y de la que más tarde se enamoraría. Resulta que estudia su misma carrera.

5.95

Nos unen tantas cosas que pretender dejarlo aquí es una pérdida de tiempo. Podría firmar todo lo que nos une y no hemos roto como un contrato de años. La cláusula antifuga es tan elevada que ni se plantea la posibilidad de pagarla. Me consuela eso.

Hada madrina

La gente a la que más he decepcionado es, al mismo tiempo, los que mejor me conocen y más me valoran. Tiene miga. El tiempo pasa, la gente viene y se va, las hojas caen para más tarde crecer y las zapatillas acaban desprendiéndose de su suela. Pero no todo gira en la misma órbita.

Capítulo XI

"Lo primero que hizo fue fumarse un cigarro, aprovechando el último trago de café. Para ella era un lujo que no podía dejar de permitirse. Mientras pensaba qué podría ser lo siguiente que haría en su hogar. Pidió un mes de vacaciones y le quedaban casi dos semanas todavía. ¿Arreglar las humedades? ¿Pintar las paredes? ¿Poner parquet? ¿Comprar nuevos muebles?

Valer la pena

La pluma es más poderosa que la espada. Frase escrita por el escritor inglés Bulwer, en una obra con un cardenal de la época como protagonista. No viene al caso el nombre de ese cardenal ni de la obra. Tan solo recuerdo esa frase, como un géiser de sabiduría.

Un discurso bien argumentado puede resultar más dañino para una persona que una estocada. Ya no un discurso, una simple frase. O una palabra. Un bofetón de realidad puede doblegar el espacio-tiempo de un individuo. Hacerle desear una punzada en el hígado antes que tener que escuchar nada más.

Es común no hablar. Ya no por el daño que se le pueda hacer a otro. Quizá eso no importa o es lo de menos. Pero pueden haber muchos otros motivos que impidan gritar las verdades. Quizá creer que no vale la pena.

Puede que sea mucho suponer, pero creo que si lo valdría.

Texto gráfico

Un argumento

Raramente confío en el reloj y el tiempo,

olvido su significado y vivo en su ausencia.

Me dejo llevar por un narrador de cuento,

inútil, sin criterio, ni razón ni decencia.

Nada ata mis pasos, ella me dejó ir suelto,

ahora ansío sus esposas, amistad y ciencia.

¿Quién es quién? Ni ella sabe lo que siento

una vez pactado, más en común que diferencias,

estamos encadenados, el devenir del viento.

Tal vez me escuche entre sábanas vacías

a la espera de una llamada o argumento,

leyendo mis deseos, si lo lee todavía. 

Sin título

Alguien que no está dispuesto a perderlo todo, no merece nada. Y eso es ley.

La guardaré

Siempre me gustó escribir. Disfruté de ese pequeño placer que me otorga la vida. Lo más reseñable de mi vida queda para siempre descrito en un papel. Momentos, situaciones, vivencias... todo lo que merezca la pena contar el día de mañana.

Mañana ya veremos

— Veremos, ¿qué? ¿Qué esperas ver? ¿Que todo sigue igual que antes? — me dijo enfadada, tirando a un lado los poemas que le regalé — Pues no. Mañana no quiero ver nada. No quiero tener nada que ver contigo.

Llegué tarde

Ninguno de los dos supimos que decir.

¿Qué hacíamos uno frente al otro?

Le cedí toda responsabilidad, por cobarde,

y corrí por mi páramo mental.