sábado, 28 de enero de 2012

En la ignorancia se vive mejor

Y tanto. A veces me encantaría ser un completo ignorante. ¿Y quién no? ¿Quién no lo ha pensado alguna vez? Dicen que los ignorantes son los más felices. Tan felices como los tontos. ¿A que más de una vez has pensado que siendo un tonto todo sería más sencillo? Yo sí.

Ojalá no hubiera sabido que me ponían los cuernos cuando me ocurrió, por ejemplo. Hubiera vivido en la inopia, pero feliz, como un tonto. Si no tuviera los conocimientos que tengo sobre economía, no sabría lo mal que está la situación económica española y afirmaría, como tanta gente que "la culpa es de los bancos que son unos ladrones".

Me encanta hablar con un ignorante, ¿no os pasa? Apreciar la sencillez de sus contestaciones, como encuentra una salida en línea recta en tu entramado de laberintos. Todo alcanza un grado de simplicidad tan complicado y   lioso que para ti, es un muro infranqueable.

Entonces, ¿quién es el ignorante? ¿Tú o él? ¿Tanto sabes tú y tan poco él? Es más, ¿tanto sabes que te postulas como no ignorante, erudito?

Sacad vuestras propias conclusiones. Un saludo.




domingo, 22 de enero de 2012

Un amor indescriptible


 - Ahora dime, ¿crees en el amor verdadero?
- ¿El amor verdadero? No te entiendo - contestó ella extrañada - ¿hay un amor no verdadero? ¿Imaginario, tal vez? ¿Creado científicamente?
Él rió por el sarcástico tono de la contestación de su amiga y rectificó:
- Evidentemente, el amor es siempre verdadero, pero yo me refiero a la expresión "el amor verdadero" - dijo recalcando las comillas con los dedos índice y corazón.
- Ah! Eso... no creo. Dudo de la existencia del amor mas allá de una glándula en nuestro organismo. Dudo de la existencia y veracidad del término "amor" - recalcó las comillas igual que su compañero, a modo de burla - ¿tú crees en el amor?
- Oh vaya, creí que me querías....
Unos interminables segundos de silencio impregnaron cada detalle de aquella sala. Cuando ella fue por fin a contestar, él la cortó alzando la voz:
- ¡Claro que creo en el amor! ¿Por qué no? Estoy enamorado de ti. Yo te quiero más que a mi vida misma. Sé que esto que siento es tan real y fuerte como puede ser un camión hormigonera. ¿Qué tienes que decir a eso?
- Nada. Nada en absoluto. Imagino que dentro de cien años una hormigonera cualquiera habrá sido reciclada y tu amor seguirá imperecedero. Tu amor o a lo que tu llamas amor, claro. No sabemos bien de lo que estamos hablando.
- ¿Lo que yo llamo amor? ¿De qué estamos hablando? Explícate.
- Si. No creo que lo que tu sientas por mi sea lo mismo que lo que yo siento por ti. Ni se asemeja a lo que siente tu padre por tu madre. Y ni de lejos tiene algo que ver con lo que sentía el Príncipe azul por la Cenicienta.
- ¿Y? ¿A dónde quieres llegar?
- A que utilizamos la palabra amor muy a la ligera. Hoy día, todo es amor. El amor por los animales, por tu abuela o por tu media naranja. Todo es amor. A todos se nos llena la boca de amor. El amor es precioso. ¿De verdad lo crees? ¿Crees que tu amor es tan bonito como dices? ¿Crees que tienes palabras para describirlo?
Él, ya un poco molesto, contestó:
-  Si quieres te lo repito. Mi amor por ti es lo más bonito que me ha pasado nunca jamás.
- Si, y no lo dudo. Seguro que me quieres mucho... Pero, ¿por qué? ¿Por qué me quieres? Mejor incluso, ¿por qué dices que me quieres?
- ¡Porque lo que siento por ti es amor! Esto es una conversación de besugos.
- No, para nada es de besugos. Ahora dime qué cojones es el amor. Venga, descríbemelo. Si tan claro lo tienes debe de resultarte facilísimo.
- Pues - dubitativo, dijo tartamudeando un poco - el amor es cuando no puedo vivir sin pensar en ti, porque te necesito y te quiero más que a nada y..
- No lo intentes - le interrumpió ella - no puedes describir un sentimiento. Es imposible que describas un sentimiento. Eso es lo más subjetivo del mundo y no existen palabras o combinaciones de ellas que lo describan. Eso que sientes tú y que no sabes ni por qué lo sientes,  ni cuanto tardarás en dejar de sentirlo, ni si quiera sabes si es bueno para ti. Todos sentimos amor, ¿de verdad crees que tu amor es igual que el mío? ¿Que es igual que el de ese tío de ahí fuera? Imposible. Entones, ¿por qué todos lo llamamos amor? Es imposible que lo que yo siento coincida, mínimamente con lo que él sienta. Vivimos en un mundo donde todos somos iguales, nos hacen iguales. La amplia gama de sentimientos que siento hacia ti, se resumen en "amor". Ese puñado de letras...
- Cuatro. Cuatro letras...
- Si, cuatro letras. Esas cuatro letras resumen cara a la sociedad el abanico de sensaciones y sentimientos que retengo y que han brotado de mí. De una manera que es imposible que nadie, repito nadie, puede generar igual. ¿Vale?
- ...
- De todos modos, y para que tú lo entiendas, te quiero.

*Texto basado en teorías de Friedrich Nietzsche, filósofo, poeta, músico y filológo alemán. Considerado uno de los pensadores modernos mas influyentes del siglo XIX.

martes, 17 de enero de 2012

El mejor cielo


Vivimos en un mundo que está sometido a los valores de bien y mal, exacerbándolos hasta la creación de un bien y mal supremos: cielo e infierno. La gran mayoría de religiones se basan en ese axioma y han minado en la cultura humana desde el principio de la razón. 

Según lo que se muestra y se concibe, el cielo es un lugar hecho de nubes, en el cielo y con una gran puerta en esa puerta se encuentra San Pedro. El infierno está, por contra, en el interior de la Tierra, y hay fuego, llamas y magma. Eso es todo lo que conocemos. ¿Qué hay dentro? 

Porque, siendo realistas, en un prado de nubes imagino que me divertiría un rato, quizá un par de días. ¿Luego qué? El infierno igual. Tanto fuego... ¿un alma siente calor? Todo es tan surrealista que me veo en la obligación de hacer mi propia apreciación sobre cielo e infierno.

El cielo, bajo mi humilde punto de vista, debería estar lleno de bares, sexo, fútbol, rock'n'roll, fiesta y buena programación en la tele. ¿Qué más puedes pedir? No habría que madrugar para trabajar, al contrario, la gente madrugaría encantada para ver una buena exhibición de fútbol. Nadie se iría a la cama después de un festival acojonante sin pillar con la persona más atractiva del local. Los bares abrirían las 24h del día, el camarero nunca te mandaría a tu casa por borracho y no habrían peleas. Para mí, eso debería ser el cielo.

El infierno, exactamente lo contrario al disfrute. La frustración de trabajar doce horas diarias, no habría tiempo para bares y estos solo venderían licor de manzana y cerveza 0,0. El fútbol sería aburrido y carecería de interés. Ver los días negros por mucho que salga el sol, por la depresión. Tener miedo a llegar a casa por no saber lo que te espera. Apenas recordar lo que era tener algo de lívido. No escuchar nada más que  Justines y Hannas Montanas... ¿Qué mas quedaría por sufrir?

Si alguien ha sido lo suficiente perspicaz, deducirá que mi cielo son básicamente los placeres personales de esta vida, y el infierno las desgracias y disgustos. Pero, ¿quién quiere vivir ahí? Ya sea en uno o en otro, perdería por completo la razón de ser, convirtiéndose en un mismo castigo. El trabajo no sería trabajo, la bebida dejaría de emborrachar, el fútbol carecería de espectáculo, el sexo sería un trámite más interpersonal.

El mejor cielo es el que vivimos. Por muy puta o dichosa que parezca, la vida es maravillosa. 

miércoles, 11 de enero de 2012

Pagliacci

A menudo me llaman mentiroso por no mostrarme tal y como soy. ¿Cómo soy? ¿Quién soy? ¿Quién eres tú? Tan cierto como que nadie lo sabe es que no descubro nada nuevo. Dentro de una sociedad de continuas grietas y comida rápida, lo único que nos queda es el momento. Efímero como una burbuja, que explota y desaparece para no volver. ¿Voy a lamentarme? No.

Rencores, pesadillas, temores, egoísmos, mentiras... toda sonrisa oculta un montón de basura, hedionda y pegajosa que no queremos mostrar. Nadie abre y revuelve su basura delante de los demás para mostrar si ayer cenó ensalada o si desayuna magdalenas. La diferencia es que los desechos del alma apestan más que los orgánicos.

Esto me recuerda a un chiste: Un hombre va al médico. Le cuenta que está deprimido. Le dice que la vida le parece dura y cruel. Dice que se siente muy solo en este mundo lleno de amenazas donde lo que nos espera es vago e incierto. El doctor le responde "el tratamiento es sencillo: el gran payaso Pagliacci se encuentra esta noche en la ciudad, vaya a verlo, eso lo animará". El hombre se echa a llorar y dice "Pero, doctor... yo soy Pagliacci".

Este payaso es un reflejo de la mentira que se vive hoy día. Una gran mentira que alimentamos mitificando sentimientos para luego banalizarlos. Por eso escribo.

Guiño a Rorschach, The Watchmen. Gran film.

viernes, 6 de enero de 2012

Lazadas y grilletes

Hacer y deshacer es lo que nos ha tocado vivir. Nos pasamos la vida subiendo a trenes de los que tarde o temprano tendremos que bajar. Nosotros mismos nos colocamos unos grilletes temporales que nos proporcionan entretenimiento, el entretenimiento de lidiar con ellos hasta deshacernos de los mismos.

Atarnos al mástil de ese barco para continuar el viaje es algo necesario para todos. Algo tienes que hacer en el transcurso de los días. Ese lazo que hagas de seda puede evolucionar en una oxidada cadena.

Pero al final, por muy placentero o pesado que haya resultado llevar esas ataduras, al final se rompen. Ese incómodo momento en el que pones los brazos en jarra y exclamas "¿y ahora qué?". Una vez se termine tu contrato de trabajo, se rompa tu pareja o una gran amistad, cambies de hogar, etc. El miedo de no saber qué hacer te invade, pero tienes que continuar y volver a empalmar tu vida con otro nudo.

Parece haber quedado claro que cada nudo temporal es una etapa de la vida, hecha metáfora. Igual que felizmente me embarqué en diversas etapas, he terminado arrastrando cadenas enormes con piedras. Esta entrada rompe por completo el pequeño atisbo de mentira que seguía manteniendo esos grilletes a mi tobillo. Este año he cargado muchos kilos sobre mi espalda que no me hacían ningún bien.

Ahora os invito a, por muy doloroso que sea y el miedo que da la, que rompáis esos grilletes y dejéis atrás las grandes rocas que tiran de vosotros. Suerte.


jueves, 5 de enero de 2012

Feliz año 2012

      

    Este año que entra, último en el calendario maya, lo pienso empezar por todo lo alto.

     Para empezar, he modificado el diseño del blog, haciéndolo mas atractivo visualmente. Actualizaré mas a menudo, trataré mas temas de interés e intentaré acompañar las entradas con imágenes. Incluiré el humor en mis entradas, pero sin aparcar el enfoque pesimista que os habéis acostumbrado a leer.

  Espero que los nuevos cambios os gusten y encontréis en este sitio un lugar en el que sentiros identificados y dejar volar, por unos minutos, vuestra mente.

     Un abrazo y mis mejores deseos para este 2012!