Bajo una sábana nos creemos protegidos de todo elfo maligno, ente del mas allá o insecto gigante hambriento de sangre humana, ¿verdad? Nada como taparte con la manta todo el cuerpo en tu oscura habitación a modo de escudo impenetrable. Esta tan simple "protección" de algodón, plumas, felpa, piel o poliester ejerce sobre nuestra timidez una inyección de seguridad que ni años de psicólogo ofrece.
Por contrapartida, la misma nimiedad que te promete seguridad subyace a un miedo más nimio si cabe ante una situación normal. Tus miedos y pecados no tienen cabida en tu burbuja de tela por cama que tienes. Acudes a ella tanto para llorar como para odiar, y en ese amplio espectro de sentimientos se halla, segurísimo, el tuyo.
El sueño es lo de menos, ya que siempre conservamos cinco minutos antes de dormirnos para hacer un reseteo, un resumen de nuestra consciencia, tan solo para creernos al mando de nosotros mismos, atando cabos sin sentido. Cuando esos cabos son mas inhóspitos de lo normal y las puntas apenas llegan a rozarse, es cuando nos escondemos bajo nuestra manta. El ser humano es así de sencillo.
Así de sencillo,así de frágil en última instancia..
ResponderEliminarLa maravillosa protección de una manta y sus posibilidades...
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