"Mi chico es el mejor: es guapo, listo, caballeroso... todo
lo que yo quiero en un hombre". ¿Cuántas veces habré escuchado una frase
así? Con muchos mas adjetivos descriptivos, todos buenos, como "es un
chaval centrado", "es muy gracioso" o "me da el cariño que
necesitaba". Y no sólo respecto al género masculino, nosotros somos
incluso mas pijoteros con
una frase bastante típica y romántica a su manera: "ella no es una
guarra". Precioso.
Alguno pensará que
él/ella nunca ha dicho nada así. Lo dudo. A pesar de ello guardo en la recamara
una, digamos sentencia madre, que abarca a toda la
humanidad a lo largo y ancho del planeta. Una expresión que todos hemos dicho o
pensado, íntimamente ligada a un romance contemporáneo y por la que se deduce
que es un amor de verdad: "él/ella no es como los/as demás".
De un grupo tan
extenso como es los demás, se
extrae un individuo de unas características únicas y que despuntan, que se
cataloga aparte. ¡Qué bonito! Además, seguro que ese individuo también se ha
arriesgado (aunque para él sería una clara afirmación) a decir que la otra
persona también es diferente.
Todo encaja en este rompecabezas que es la vida. Un ser diferente que no
encuentra su hueco en esta sociedad, encuentra a otra persona en su misma
situación y emprenden un romántico camino de jazmines.
Tristemente, ese
camino no siempre lleva a buen puerto y mas temprano que tarde surge otra
frase, muy bonita también, pero esta propiciada por el despecho, por la parte mala del corazón o por poner
los pies en el suelo, quien sabe. Este eslogan me encanta: "Es como todos/as".
Ahí es cuando, esa persona especial que tanto despuntaba y se diferenciaba del mero ganado que somos los que
formamos el resto, pierde
todo signo distintivo y vuelve al lugar del que una mente privilegiada y cegada
por el amor la sacó. A su vez y como antes, la otra persona habrá exclamado (o
pensado) algo muy similar, por lo que aquel tándem de amor y singularidad vuelve
a su precedente estado de indiferencia y normalidad.
El poder de la mente
es asombroso, ¿verdad? Aun a sabiendas de que no somos mas que un grano de
arena en una playa con relación al mundo, y que tan solo somos conocedores de
dos o tres granos de arena a nuestro alrededor, somos capaces de crear la idiosincrasia
de un ser y alzarlo por encima de toda una generalidad. Amor se le llama a ese
superpoder, ¿os suena?
Quizá por eso el ser
humano busca constantemente un estado de enamoramiento. O puede que ese
sea el verdadero poder del amor, o uno de tantos que imagino que tiene. No lo sé. Lo que sabemos es lo que vemos, y en el cine nos han enseñado que el amor lo puede todo, ¿no?
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