Es capaz
de hacerte tirar esa mermelada que hace 20 segundos te sabía buena. De
obligarnos a rebuscar en los estantes del Carrefour para encontrar el producto menos
perecederos. Hasta de hacernos temer por nuestra vida si nos pasamos doscientos
kilómetros del cambio de aceite del coche. Amigos, eso es una fecha de caducidad.
Y es que
sin una fecha de caducidad que ponga fin a la existencia de lo material,
nosotros no sabríamos cómo ni cuándo actuar. Tendríamos la nevera llena
de yogures que no comeríamos, un 127 en el garaje junto a un astra, camisas de flores en el
armario, botes de sobrasada desde el 1998... un descontrol. Sin embargo,
cuando esa sobrasada caduca en menos de 24 horas, deprisa y corriendo
nos hacemos un bocadillo de sobrasada y lomo, ¿verdad?
Una fecha
de caducidad nos pone contra las cuerdas y nos obliga a actuar. ¿Quién no se ha
ido de viaje y no ha dicho la última noche antes de regresar a tu ciudad eso de
"esta es nuestra última fiesta, hay que darlo todo"? La presión del
final te hace tomar decisiones y llevar a cabo actos que de otra manera no lo
hubieras hecho.
El ser
humano es mucho más tímido e
inseguro de lo que se cree. Cualquier muestra de variación en el entorno
crea una inestabilidad incontrolable ante la que cualquier persona se
siente incómoda y huye de ella. Pensadlo. Cuando no sabemos si algo está bien o
mal, ¿qué ocurre? ¿Cómo te sientes ese instante en el que
tu móvil está apagado y no sabes si es la batería o es que está roto?
¿Qué haces con un yogur que ha perdido la etiqueta? Voilà.
Ahora
bien, ¿qué pasa con los sentimientos? Un sentimiento brota casi de la
nada, se apodera de ti y luego desaparece, si es que lo hace. Una única mirada
puede retrasar la fecha de muerte de ese sentimiento y avivarlo como si del
primer día se tratase. A su vez, guarda una similitud con las cosas tangibles,
y es que el desconocimiento de su estado nos produce pavor.
Mientras
tú regales rosas a tu chica y ella te corresponda con caricias en la espalda,
estarás contento; en el momento en el que mire hacia otro lado ante tus rosas,
te sentirás tan incomodo frente a ella como en este azul planeta. Y es que
sabemos perfectamente que, sin previo a aviso, un sentimiento puede esfumarse
para no volver jamás, dejando una herida irreparable o no dejando ni
indiferencia misma.
El fin
del yogur o la lavadora lo conocemos todos y sabemos cómo y cuándo será el
final de su vida útil: el primero acabará en la basura en cuestión de tres o
cuatro semanas. El segundo en un camión, que imagino que irá al vertedero, en
unos diez años aproximadamente desde su primer uso. ¿Cuánto dura el amor?
¿Cuánto durarán los besos por despertador? ¿Durante cuánto tiempo te traerán el
desayuno a la cama? ¿Cuántos polvos con amor echarás hasta que se convierta en
rutina? ¿Cuántos inviernos pasaréis abrazados y viendo películas? ¿Cuándo
empezarán a molestarte esas manían que tanto te gustaban? Nunca lo sabes.
Ahora
imaginad un amor pasional cualquiera, pero con fecha de caducidad. Una relación
que va a durar una semana y, finalizado el plazo, cada uno se volverá por donde
vino, sin hacer preguntas ni comentarios. Tan solo una breve despedida y
un "gracias por todo". Siendo conocedores de la reducida temporalidad
de ese romance, ¿quién no lo daría todo?
Sin poner
en juego tu corazón podrías dar besos y abrazos llenos de cariño, tener por
unos días el detalle de cenar en restaurantes de lujo o hacerle el amor con la
complicidad, el romanticismo y la pasión del amor de tu vida. Aprovechar
cada segundo de la relación como si fuera el último porque sabes que el último
de verdad está próximo.
Y es que
el amor nos crea inseguridad, tanto si lo tenemos como si no. A mi parecer, una
fecha de caducidad es lo único
que le falta al amor. Acabaría con todos esos problemas que tan poco
acostumbrados estamos a vivir a pesar de lo mucho que se repiten.
Espero
que os haya gustado. Buenas tardes, romanticones.
Conforme pasan los años, cada vez importa menos si el yogur está caducado. "Déjalo, que ya me lo comeré yo" me dice mi padre cuando miro reacia algo pasado de fecha.
ResponderEliminarY no es casualidad. El viejo, el sabio. Ellos saben que la fecha de caducidad es otro invento de El Corte Inglés.
PD:pongo lo del anuncio de Sabadell en asuntos pendientes jaja
jeje pero que dices kuky, la fecha de caducidad se calcula a partir de curvas de crecimiento de microorganismos patógenos... mejor cómete un buen nabo que eso no caduca nunca
ResponderEliminar