miércoles, 25 de julio de 2012

Mi voz interior


Entre notas musicales, bombos cajas,
escaleras de color y el olor de un sostén que enseña;
silabas elementales, pétalos y navajas,
zánganos entre tantas rosas sin dueña.
El amor más ambiguo frente a una pasión desenfrenada
dieron como fruto lagrimas y carcajadas.
Mojando hasta el último cigarro del cenicero,
y gritando el “¿por qué ya no te quiero?”.
No me desvié, aunque acabé loco de atar,
en su mar de lagrimas disfrazado de pirata;
con un tesoro de arena mojada entre mis manos
siendo la luna la única que olla mi clamor.
El brillo de esa noche, semejante a los ojos de aquella barwoman,
mis párpados llenos de carcoma;
dejándome llevar por la mujer de las curvas
y al final de la misma hay un madero poniendo multas.
No rechace el dulce trago del vodka con lima
ni el amargo beso que mezclaba bilis y saliva,
estando dentro ya buscaba la salida, al fondo a la derecha,
donde los sueños quedan colgaos en perchas.
(Donde los sueños quedan colgaos en perchas…)
  
De aquellos barros provienen estos lodos,
olvide tu olor a vainilla para llorar con cloro.
Escribiré poemas, recordaré tu piel en mis yemas
¿y qué mas, dejaras al protocolo?
Compongo, canciones por y para mí
del mismo modo que antes vivía por y para ti;
mi libertad jamás dependió de nadie, pero claro,
hay días en los que preferiría estar anclado
a tu ombligo, a tu sonrisa, a tu tobillo,
tu cuerpo y fresas, el rimel de una princesa,
pero aquí no sirven esas cartas muñeca,
el romanticismo es una flor marchita y seca
que desaparece junto con el color de tu foto, y mira,
en blanco y negro de aprecian peor las espinillas.
Imperfecciones que te hacían perfecta,
yo no culparía a las cremas de que fueras tan selecta.
Si luché por un beso tuyo tanto que,
cuando lo tuve, perdiose la magia y lo estropee.
(perdiose la magia y lo estropee…)

 ¿Cuántas veces más vas a recordar mi error?
¿Y cuando tiraras las notas que te escribió el amor? No yo,
yo no tengo la delicadeza para hacer la letra tan perfecta,
(Lo siento)
Unos dicen que tuve más “te quiero” de los que pude guardar
y otras que de tantos besos se me seco el paladar,
pero la verdad, solamente la sabe ella,
entre mis labios y los suyos color grosella.
Es conocido, que en romance la distancia es el olvido
y cada kilómetro que me separa de tu ombligo
es una daga, un nudo en mi intestino,
te quiero para mí, ¿y eso es mezquino?
Sigo, perdido entre abrazos clandestinos,
de los que quiero escapar, pero no lo consigo y…
(No lo consigo y… perdónenme ya este castigo)

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