sábado, 19 de febrero de 2011

Bala

        Rápido como una jodida bala. Doloroso y frío. Una tarde de pasión por una semana de condena. Un dulce que resulta amargo tras unas paladeadas. Una melodía echada a perder por su uso repetido. Todo va y viene sin seguir un orden lógico, y viene y se va con la misma coherencia.

        Seis son las sentencias que dictaminan lo que tu no sabes y derivan en un lógico caos. ¿Cuántas mas habrán de ser obligatorias para suavizar esta resaca? Supongo que un café y otro largo viaje, todo sea por seguirte la broma.

        Una broma sin gracia ni compromiso, que continuo por lo poco que me cuesta y por suponer un elegante paseo. Un paseo hacia ningún sitio, sin oficio ni beneficio, todo hay que aclararlo, pero no una pérdida de tiempo. El tiempo es oro, dicen, el mío plata, y no me preocupa tener una unidad de medida menor, si le saco el mismo partido que una niña adolescente le saca a sus recién desarrolladas tetas.

        Pésima comparación, gracias por el cumplido. Ni yo sé lo que quiero contar ni vosotros comprendéis nada, pero que me aspen si alguno venia buscando algo concreto. Odio tener que admitirlo, pero cada paseo desenfadado es una carpeta de situaciones susceptibles de ser descritas.

       Hoy acabo con una frase de un poeta, con la que he soñado y ha sido lo primero que he pensado al abrir los ojos:


"Quizás fueron las ruinas que dejé detrás por eso no le temo al fuego pero si a las cenizas".


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario...