martes, 22 de febrero de 2011

Perfecta y casual


        Aquella perfecta y casual combinación de luces de neón me asombró. Dudo que fuera tan casual, pero no dudo que fue perfecta. Vislumbré su forma, su perfil. Ella estaba ahí, si, haciéndose la dormida. Recogida, abrazada a una almohada, con el pelo suelto y un mechón escondiendo parte de su cara. Con el cuerpo desnudo y ocultando su intimidad con una gruesa manta. Tan delicada y bella. Parecía saber que la estaba mirando, y abría de vez en cuando el ojo izquierdo para cerciorarse, cerrándolo al instante para seguir con su juego. Dejaba escapar una sonrisa cuando me veía, pero la disimulaba apretando los labios. Al momento, decidió abrir los ojos y mirarme fijamente, con aquella simpatía que tanto me gustaba. Tras unos instantes diciéndolo todo con la mirada, extendí el brazo para tocarla. Ya había olvidado que era un casual reflejo de luces, fruto del ángulo de las bombillas en conjunción con el mío. Un perfecto y casual reflejo.


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