jueves, 2 de febrero de 2012

Una sonrisa

       Está anocheciendo. Camino por una abarrotada calle llena de caras largas con prisa que miran su reloj cada pocos segundos. Una mujer amamanta a su hijo en la entrada del aparcamiento pidiendo unas monedas para poder vivir, un señor con barba y aspecto desaliñado toca el acordeón, con el mismo fin, frente a una pareja de enamorados que disfrutan de un café en la terraza de un bar y que le ignoran. Un grupo de preciosas púberes pierde su juventud comprando lencería sexy de baja calidad en un establecimiento chino, donde trabajan dos familias de inmigrantes. Un hombre con traje y perfecta perilla vocifera por su teléfono móvil lo bien que le va la vida, mientras otra mujer, esta invidente, vocifera que sólo le queda "el cartucho" para el sorteo de esta noche. Una señora mayor mira su monedero, pero no le llega para comprar un cupón si quiere cenar caliente esta semana. Tropieza con unos niños que juegan a pilla-pilla y que casi atropellan en un semáforo por cruzar sin mirar. El dueño del coche aprieta el claxon con todas sus fuerzas y grita insultos desde dentro. El del 6º b se despierta con el ruido, trabajó anoche y vuelve a entrar a las 12. Un joven en silla de ruedas lucha por subir el escalón que hay entre acera y calzada, hasta que otro joven con aspecto punk le ayuda y le otorga una sonrisa. Una chica rubia de aspecto nórdico carga con tres maletas y como puede llama a un taxi. Su contrato de trabajo expiró, tiene el vuelo a las 20:17 y llega tarde. En frente, en una vinoteca, un señor sin idea pregunta por el mejor vino de 60€, que por lo visto su jefe va a cenar a su casa esta noche. Un guapa chica me mira y me dedica una preciosa sonrisa que me pilla por sorpresa. A partir de aquí, todo lo demás deja de importar.

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