Nunca me planteé perderlo todo. Al contrario, yo acostumbro a guardarlo. Conservo cada recuerdo, cada documento y cada fotografía, por si algún día me fallase la memoria. Pero esta vez no.
Esta vez sacrifiqué el paraíso. Abrí la ventana para que desapareciese ese embriagador olor. ¿Cuál era el fin? Supongo que ser feliz.
Aunque me muero de ganas de ti. Renunciaría a todo ahora mismo. Pero no lo merezco. Sé que algún día haré algo que merezca la pena.
Ojalá pudiera adelantar el tiempo. Cuatro meses, por ejemplo. Y cuatro días. Espero que no caiga martes.
No hay luz para poder andar. Pero tampoco sombras para poderme asustar.
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