La pluma es más poderosa que la espada. Frase escrita por el escritor inglés Bulwer, en una obra con un cardenal de la época como protagonista. No viene al caso el nombre de ese cardenal ni de la obra. Tan solo recuerdo esa frase, como un géiser de sabiduría.
Un discurso bien argumentado puede resultar más dañino para una persona que una estocada. Ya no un discurso, una simple frase. O una palabra. Un bofetón de realidad puede doblegar el espacio-tiempo de un individuo. Hacerle desear una punzada en el hígado antes que tener que escuchar nada más.
Es común no hablar. Ya no por el daño que se le pueda hacer a otro. Quizá eso no importa o es lo de menos. Pero pueden haber muchos otros motivos que impidan gritar las verdades. Quizá creer que no vale la pena.
Puede que sea mucho suponer, pero creo que si lo valdría.
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