De la misma manera que el día decide sobre la noche
ella no me deja dormir. Recordar su cuerpo se ha convertido en algo secundario.
Dramáticamente, prefiero dormir. Lo necesito.
Sueño con ella las pocas horas que paso con los ojos
cerrados y quizá por eso no puedo enlazar más de dos o tres seguidas. Enseguida
amanece sin haber podido descansar. Pienso en ella y no puedo dormir, pienso en
dormir para soñar con ella y no puedo, y pienso en que ella ni piensa en mí.
Supongo que ella duerme muy plácidamente, con los pies
fríos y junto a su gato. Ella vivirá un sin fin de aventuras que describe como
increíbles desde ya. Camina a pasos de gigante. Pienso lo mejor porque lo mejor
está por venir, y es algo que siempre me he obligado a pensar.
Tristemente, mis deseos se están cumpliendo. Quizá
deseé cosas que no debía, o quizá mis deseos estaban faltos de matices.
Confieso que alguna vez los he comentado en voz alta, para ver si dejaban de
cumplirse. Sigo siendo un crío.
Quisiera
decirte que todos los finales eras tú... incluso este.
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