lunes, 1 de septiembre de 2014

Ese momento

Cuando dejaste de mirar a sus amigas, todas bien vestidas, para fijarte solamente en ella. Cuando sus grandes ojos captaron la atención que hasta el momento se habían llevado sus tetas.
Cuando dejaste de querer emborracharla, para beber con ella hasta que no aguantabais más. Cuando dejaste de intentar besarle para hacerlo. Cuando dejaste de querer acostarte con ella, para hacerle lo más bonito del mundo. Cuando dejaste de comerle el coño en contrapartida a sus mamadas, para hacerla disfrutar a cambio de sus gemidos. Cuando el contacto de vuestra piel dejó de generar feromonas y comenzó a crear un nuevo universo. Un tirón de pelo o un arañazo desprendían más amor que la historia de Calixto y Melibea. En definitiva, cuando dejasteis de follar para haceros el amor.

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