lunes, 22 de septiembre de 2014

Pena propia

"Soy cada uno de los lugares en los que he estado. Soy los caminos que me quedan por recorrer. Soy los puentes que dinamito cuando me marcho, que si tengo que volver ya volveré por otro lado. Soy un sueño en el que tengo una pesadilla por no poder soñar.
Soy lo que me hace llorar y cuando lloro soy yo, cada una de mis lágrimas. Soy los espasmos de una polla sin agujero. Soy la gangrena en unos pezones de miel. Soy la tristeza de una paja a oscuras. Soy una muñeca hinchable buscando un alfiler. Soy el cartel de aforo completo de un tanatorio. Soy la resaca de un abstemio de besos. Soy la lluvia y soy el charco. Soy la necesidad de que algún día el amor mueva el mundo. Soy los sentimientos que os he arrancado esta noche. Soy un puto tarado, y vosotros más, por escucharme".

Hovik Keuchkerian, el amor mueve el mundo.

Me parecía adecuado expresar sentimientos diferentes, desde la voz de otro y perfectamente aplicables a cada uno. El sabor del segundo plato depende en gran medida del primero. El desarrollo emocional, del pasado. La profundidad del clavo se subordina tanto al martillo como al que lo empuña. Es física.

Satisfacer necesidades a golpes de reloj, pidiendo a nadie que se de prisa en completar su recorrido, una vez y otra. Así hasta creerte satisfecho con las horas (o semanas) perdidas en el sumidero de la vida. Sin la pobre posibilidad de decir "que me quiten lo bailao", ni si quiera susurrando. La vergüenza es una fantástica criba. Es de lógica.

Cuando atreverse a dar un paso es más difícil que el paso en sí, el amor propio se torna antonimia: la pena propia. Una atmósfera empequeñece la vanidad hasta dejar tus huevos como dos canicas. Una atmósfera que se genera a la sombra de tu sierra, de tus montes y llanos. Antes de vomitar un sentimiento vomito la comida, y eso es biología.

Cuando en tu obra de teatro has dejado de ser el actor principal. Tampoco secundario, sino un figurante más, el llamado simplemente "ciudadano 1" en los títulos de crédito. Es en ese momento cuando el paso es tan difícil. El amor propio se come a sí mismo por los pies y alimenta con su mierda la pena propia que te viste cada mañana. Cumplir con tu obligación contigo mismo, eso es amor. 


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