¿Cuándo se deja de creer en uno mismo? ¿Cuándo crees
que puedes dar por imposible la vida que hasta ayer era tu mañana? ¿Cuándo
comprendes que todos tus esfuerzos han resultado nulos y que ya no te queda
nada?
Cuando no tienes ganas de seguir, tus energías ya no
te permiten mover ni tu propio cuerpo y todos tus recursos han resultado
inútiles. En ese instante, ¿qué se siente? ¿Cómo será ese día? O peor, el
minuto de después. El primer minuto después de haber abandonado tus sueños.
Ese, pienso yo, que debe ser aún más duro.
Soy consciente de que ese día puede llegar. Quizá ese
sea el primer síntoma del abandono del que hablaba. No lo sé. Pero me consuelo
pensando que el mundo es más bonito desde que sé que ella está en él.
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